sábado, septiembre 22, 2007

Tortillas transgénicas para el desayuno


Por Julio Carreras (h)

Dibujo de Felipe Véliz


Según cierto libro que se presentará en México el 27 de septiembre, la humanidad corre riesgo de extendidas hambrunas, en unos cincuenta años más... salvo que apele a los transgénicos. De acuerdo con este autor, presentado como "científico", funcionario ministerial de México en realidad, debemos abrir nuestras mentes y nuestros corazones al uso de alimentos genéticamente modificados. Porque, de acuerdo con él "no significan riesgo para el consumo humano".
"La humanidad deberá producir para el 2057 un 50 por ciento más de los alimentos que consume actualmente", para lo cual se requiere "tomar muy en serio" la biotecnología, aseguró en la mediática presentación europea de su libro el mexicano Víctor Villalobos.
Al hablar de su libro "Los transgénicos" (Ediciones Mundi-Prensa), que ya está distribuyéndose -por supuesto- en España y que "saldrá en dos semanas más para América Latina", el científico defendió el uso de los transgénicos, alegando que "es difícil que una persona no haya consumido alguna vez estos productos", sólo que sin saberlo. En esto tiene mucha razón. Varias margarinas, jugos "frutales" y otros productos de mercado hoy llevan compuestos de soja, transgénica, sin que en sus envolturas lo digan.
Villalobos es coordinador de asuntos internacionales del ministerio de Agricultura de México y asesor del Programa de Biotecnología de Irán...
"En los próximos 50 años habrá dos mil millones de personas más y tendremos para sembrar la misma extensión territorial, por lo que es necesario utilizar las nuevas tecnologías para producir alimentos", dijo. ¿No les parece haber escuchado eso antes? ¡Ah! ¡Sí! ¡En los años 50, cuando se promovía la Revolución Verde, introductora de los agroquímicos en todo el mundo!
"Incluso, desde 1996, cuando comenzaron a producirse los transgénicos de soja, maíz, algodón y colza", sigue el funcionario de Calderón "la humanidad ha consumido unas 470 millones de toneladas de esos alimentos..." Esto demostraría, para él, su inocuidad.
"El 95 por ciento de la soja que se consume en el mundo es transgénica, así que es difícil que una persona no haya consumido alguna vez estos productos", enfatizó.
De acuerdo con cifras divulgadas en el libro, en 11 años han sido sembradas 102 millones de hectáreas de soja en 22 países, entre ellos España y México.
Con estas siembras "se han visto beneficiados" 10,3 millones de agricultores, "90 por ciento de los cuales son pobres" aseguró el profesor Mexicano.
Villalobos añadió que en México, donde no está permitida la siembra de semilla de maíz modificada, "se debe aprovechar que recientemente fue descubierta la cadena genética de ese producto" básico para la alimentación nacional.

El discurso de los ladrones

Tramo por tramo este verdadero manifiesto de los defensores de la trangenia constituye una insidiosa manipulación de los conceptos. Comenzando con el latiguillo del hambre mundial, utilizado por los científicos a sueldo de los poderosos desde Malthus. Hacia fines del siglo XVIII el científico pronosticó que la humanidad padecería serias hambrunas, en vastos sectores del mundo, de continuar con su "crecimiento geométrico".
Casi contemporánemente, otros científicos refutaron definitivamente su concepción. Phroudon, Saint Simon, Marx, entre los más conspicuos, demostraron científicamente que el problema central de la humanidad no es la escasez de recursos, sino su errónea distribución. Por razones obvias, Malthus tuvo -y tiene- una repercusión mediática abrumadoramente mayor que Marx, hasta el día de hoy.
Tanto en aquella época, como ahora, un porcentaje mínimo de la población, oscilando siempre entre un 5 o 10 % de los humanos, controló porcentajes insultantes de la riqueza mundial, superando a veces el 50 % de lo producido.
Vergonzosas "tácticas comerciales", como las de los empresarios bananeros de Centroamérica o los cafeteros echando toneladas de esos alimentos al mar, para imponer alzas en los precios, fueron frecuentes durante todo el siglo anterior y lo son hoy. Ellas constituyen algunos de los innumerables estigmas sobre las generaciones de criminales y mentirosos que supieron hacerse con la riqueza y el poder gracias a su maldad, desde el paleolítico hasta el presente. Individuos semejantes a los que hoy se hacen llamar empresarios, "doctores", o "políticos".
De tal manera, si los recursos de seis mil quinientos millones de habitantes que presenta hoy la humanidad, son controlados por una burocracia que no supera el millón de personas, dependientes a su vez de la decisión real de otras no más de 100.000, el mundo es en realidad una semi encubierta prisión. Es claro que esos cien mil, poseyendo la decisión final sobre el 70 % de los alimentos del mundo, preferirán tirarlos antes que compartirlos con alguien, si no van a obtener ganancia.

"Mi comida es mía y nada más"

Durante el año 1994, siendo periodista de un diario argentino, me tocó integrar una "selecta" delegación que la empresa Austral invitó para conocer sus servicios en Buenos Aires. Entre otras agasajos y paseos se nos llevó a conocer el "Cattering", palabreja que por alguna razón se utiliza para denominar el sitio donde se preparan y empaquetan los alimentos que se van a servir en el avión. La bonita camarera que nos guiaba, señaló que a cada vuelo, de los numerosos que todos los días la empresa efectuaba a diferentes lugares, dentro o fuera del país, se le proveía de comida fresca, preparada unas horas antes del viaje. Respecto de los sobrantes, anecdóticamente contó que "antes", cuando la empresa era controlada por Aerolíneas Argentinas, la comida sobrante se distribuía entre los indigentes que durante todo el día solían formar larguísimas colas ante los portones para recibirla. Pero ahora, que había pasado a capitales españoles, la orden estricta era "tirar todo lo que sobraba de cada vuelo y otros excendentes, de inmediato". Comida hecha tres o cuatro horas antes, era colocada pues en grandes compactadoras, que las convertían pronto en material descartable. Con una sonrisa, la camarera creyó esclarecer esta conducta con un deplorable clissé: "...es la eficiencia suiza", exclamó. (El "cattering" había pasado a manos de una empresa suiza.)
Espantado, mientras nos conducían por un pasillo a conocer otra sección de Austral, le dije a quien por azar caminaba a mi lado:
-¡Qué increíble! ¡Millones de personas se mueren de hambre en la Argentina y estos tiran toneladas de comida de primera calidad, todos los días...
El tipo, regordete, alto, anteojos culo de sifón, me miró con repugnancia y contestó:
-Pero viejo... mirá que ponerte a pensar en esas cosas ahora... disfrutá el momento, querido... pensando así siempre vas a ser un amargado.
Aquel personaje, de unos 40 años, de origen humilde, era entonces director de Radio Nacional. Ahora tiene su propia radio, y al parecer le fue "bien": la última vez que lo ví, hace unos meses, en una antesala gubernamental, portaba en sus robustos dedos anillos de oro de un volumen poco visto.
Con esta pequeña anécdota quiero graficar cómo se genera la inmensa red mundial de periodistas corruptos -hablo de periodistas, colegas, no de empresarios periodísticos, que suelen ser corruptos por convicción-, para constituir la impenetrable coraza de mentiras que protege a los opresores.

Los magos negros

El mito de Malthus fue reafirmado por su coterráneo Darwin, al establecer la vigencia de cierta "ley de la naturaleza" , la cual llevaría a todo ser viviente a constituirse en enemigo de sus semejantes.
En esa línea de pensamiento -sustentada trescientos años antes, en realidad, sobre las doctrinas protestantes-, resulta imposible evitar la injusta distribución de las riquezas: no sería otra cosa que la expresión, en el plano económico, de la Selección Natural. Esto es, "el mundo para los más fuertes e inteligentes".
Por numerosas razones, sin embargo, había que darle algún tipo de tratamiento al "problema" de los peores, esto es los débiles y los "intelectualmente retrasados". No sólo debido al feo aspecto con que se diseminaban por doquier, sino -y esto es lo preocupante-, por su irredimible tendencia a la insurrección. Que ya Lutero "padeciera" en carne propia con los campesinos alemanes, a quienes "se vio obligado a traicionar", por su levantisco carácter, entregándolos, como se sabe, a una horrenda masacre.
Los "policías malos" y los "policías buenos" fueron utilizados por los criminales en el poder desde la prehistoria. Así, "resolver el problema del hambre de la humanidad", fue una consigna que les sirvió a los dominadores para perpetuar la injusticia desde principios del siglo XX hacia acá.
Hacia 1911 se obtiene en Alemania la clave para separar la producción de elementos químicos nitrogenados -tales como fertilizantes, explosivos y materias primas químicas- de los depósitos naturales, especialmente del nitrato de sodio. "Esta repentina disponibilidad de fertilizantes nitrogenados evitaría la crisis de población anunciada por Malthus", celebra hasta hoy la Historia oficial de las Ciencias. Efectivamente, fue el origen remoto de la Revolución Verde, que con la introducción de los agroquímicos y la mecánica en el agro, potenciaría hasta niveles inimaginables la productividad del campo.
Se sabe menos que Fritz Haber, su autor, organizó también el departamento de guerra química del ministerio de la Guerra de Alemania durante la Primera Guerra Mundial (entre los años 1915 y 1917). Fue responsable del desarrollo de las primeras armas de destrucción masiva que se conocen, varios gases venenosos, entre ellos el gas mostaza, que se emplearon en el campo de batalla con el horrible resultado de miles de víctimas mortales. Haber era un judío ansioso por integrar la "aristocracia aria", para lo cual intentó siempre ocultar su origen.
Como hicieron con la bomba atómica, los estadounidenses aprovecharon después los descubrimientos científicos alemanes, pues, para cubrir el mundo de tractores, sembradoras mecánicas... y agroquímicos. Aún no estamos seguros de cuál de sus dos expansiones científicas, la expresada vesánicamente en Hiroshima, o su mentada "Revolución Verde", resulta más perturbadora.
Monsanto, una de las primeras industrias que llevó a escala gigantesca las aplicaciones de Haber, fabricó durante la guerra de Vietnam el "agente naranja". Esta cruel arma química, utilizada masivamente por el ejército de EE.UU. en Vietnam, provoca malformaciones monstruosas en humanos, animales y plantas, a lo largo de muchas generaciones.

Hacia el hombre de plástico

Volvamos a los transgénicos de Villalobos (y de Calderón). La empresa que está detrás de esta colosal promoción de los transgénicos en todo el mundo es la inefable... Monsanto. La presentación del libro del mexicano y el lugar de donde sale no es antojadizo ni casual. Después de haber conquistado los cerebros de los empresarios agrícolas sudamericanos, el único país importante del área hispana que aún escapa a los tentáculos asfixiantes de Monsanto es México.
En México todo el sistema alimentario lleva como núcleo ordenador a la tortilla. Y la tortilla se hace, desde tiempos milenarios, con base en la harina maíz.
Conquistar el maíz mexicano y convertirlo en transgénico es penetrar hasta el tuétano en la identidad cultural de ese pueblo. Sería como si los únicos tangos y chacareras que pudiéramos escuchar y bailar los argentinos, por imposición de una ley, fueran repentinamente los compuestos por David Bowie.
En realidad ya tuvimos un anticipo de esa iniquidad, cuando a fines del siglo XIX los gauchos argentinos se veían obligados a usar ponchos fabricados serialmente en Inglaterra.
Monsanto viene preparando sigilosamente el desembarco mundial del maíz transgénico, para completar el circuito perverso de la dominación agrícola, combinándolo con el de la soja. La Argentina fue concesiva con la tenebrosa multinacional, ya que aquí posee extensos centros de experimentación, desde varios años atrás; los principales maíces transgénicos que se pretende imponer en México fueron probados, pues, en tierras nuestras.
Para los antiguos mexicanos, además, el maíz era sagrado. Y el símbolo de su ser. Si ahora Monsanto vence, y con la complicidad de funcionarios antinacionales impone aquí también sus transgénicos... habrá quitado pues de los templos mexicanos a los símbolos aúeros, para sustituirlos, por estatuillas de plástico.

Información adicional:
Dow Chemical y Monsanto firman acuerdo para nuevas semillas maíz

NUEVA YORK, sep 14 /2007 (Reuters) - Dow Chemical Co (DOW.N: Cotización), la mayor química de Estados Unidos, y la gigante biotecnológica Monsanto Co (MON.N: Cotización) anunciaron el viernes que planean crear conjuntamente la siguiente generación de semillas de maíz genéticamente modificadas.
El acuerdo planteará un problema adicional al fabricante de químicos estadounidense DuPont Co (DD.N: Cotización) y a la compañía de agroquímicos suiza Syngenta (SYNN.VX: Cotización), que han estado tratando de ponerse al nivel de Monsanto, líder del mercado de tecnologías para semillas genéticamente modificadas.
Las semillas de nueva generación, que se esperan sean introducidas al mercado en torno al 2010, combinarán la resistencia a ocho herbicidas diferentes y genes de protección contra insectos, dijeron ambas empresas en un comunicado.
Las semillas, llamadas SmartStax, serán las primeras de la historia en combinar ocho tipos de genes en el maíz.
Con esto, se cierra el círculo mortal: Dow Chemical fue la proveedora del Napalm, horrible fósforo líquido, y Monsanto la del Agente Naranja, que se rociaron durante la agresión estadounidense a Vietnam. (N. del A.)

Este artículo fue publicado por El Ortiba, www.elortiba.org, Buenos Aires, 22 de septiembre de 2007.




This article, translated to the English, is in
http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=3845&lg=en

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