Por: Julio Carreras
La vida es el primer derecho de los humanos. Y como tal, debe ser protegida por las leyes. Sin vida no puede haber sociedades, culturas ni estados.
Toda vida debe ser protegida por las leyes. Ya que en la naturaleza, como certifica hoy la más avanzada ciencia, cada partícula de materia contiene alguna forma de vida.
Como humanos, en primer lugar nos compete garantizar protección sobre la Vida Humana. Con la misma responsabilidad con que un padre y una madre deben garantizar una existencia saludable para sus hijos.
Función del Estado
El Estado es en teoría garante para el bienestar de cada uno de los habitantes. Su función es, principalmente, evitar que los individuos o sectores sociales con más poderes abusen de los menos favorecidos o más débiles.
Como en una familia, donde un padre y una madre atentos cuidan esmeradamente la armonía de sus hijos y su desarrollo equitativo.
Así, en un Estado armónico, el Poder Ejecutivo cumple funciones de Padre. La Justicia, de Madre. Y la Legislatura, de cerebro común, o Espíritu.
Acciones monstruosas
Josef Fritzl, motejado con acierto "el Monstruo de Viena", encerró y violó a su hija Elisabeth durante 24 años (1984-2008). En un búnker subterráneo bajo su casa, Elisabeth tuvo siete hijos, uno de los cuales murió poco después de nacer. Tres de los hijos fueron educados en la casa de Fritzl como si fueran sus nietos, mientras que los otros tres vivieron toda su vida bajo tierra, hasta ser liberados: al ser descubierto, por un error, el monstruo.
Esta conducta de un padre y su familia adulta es sin duda, claramente condenable como criminal.
Ahora bien, si un Estado -Padre, Madre y Espíritu de una sociedad- en vez de facilitar la vida de sus habitantes, los persigue, encarcela y facilita su exterminio... debe ser considerado, también sin duda, como un Estado-Monstruo.
El aborto
Los casos de madres humildes, menores o discapacitadas que fueron violadas, es casi el único argumento de quienes impulsan la aprobación del aborto.
Si el Estado Argentino hace propios dichos argumentos, estaría abandonando prácticamente lo que constituye la razón de su existencia: proteger a sus habitantes.
Dado que al facilitar la eliminación de vidas humanas, no se diferenciaría esencialmente de la actitud nazi respecto de sus habitantes judíos, durante la Segunda Guerra Mundial.
La mejor alternativa
Es verdad que los niños engendrados bajo circunstancias crueles, se someten al peligro de una existencia traumática. Pero eliminarlos sería algo semejante a impedir el nacimiento de niños con discapacidades congénitas.
En vez de ello, y ya que no es posible remediar circunstancias ocurridas, como la violación, debe compensarse tal trauma, con la creación de oportunidades para ese niño y su madre.
El primer paso a dar sería, pues, una Ley del Estado, que proteja a las madres embarazadas y a sus niños con carácter prioritario.
Ofreciendo apoyo económico, asistencia médica especializada, vivienda y estabilidad laboral para las víctimas de abusos sexuales o madres solteras.
Y como alternativa, un registro de madres oferentes de niños en adopción. Salida que puede satisfacer, por ejemplo, a madres adolescentes u otras que se sientan incapaces de asumir la crianza y educación de sus hijos.
Blog personal de Julio Carreras. Argentino. Escritor, pintor, dibujante, periodista, músico; nació en 1949 en Guasayán, Santiago del Estero.
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