Hacer

Hay una fórmula secreta para lograr que nuestros semejantes nos quieran. Es hacer todo lo que veamos como necesario a nuestro alrededor. Empezando por nuestra casa.
Si vemos un plato que no se ha lavado, pues hagámoslo nosotros. Si alguien dejó la basura sin recoger, tomemos la escoba, la palita, y juntémosla cuidadosamente para tirarla al tacho o la bolsa. Sin protestar, por cierto, pues de otro modo estaríamos anulando el efecto positivo de nuestra acción.
Especialmente los hombres, debemos dejar de creer que con llevar algún dinero a la casa termina nuestra obligación. Me pareció maravilloso el otro día ver a uno de los intelectuales más talentosos de Santiago barriendo la vereda de su ancha casa.
Más grande que cualquier filosofía, es la capacidad de actuar bien.
Una sencilla frase nos ayudará: "Si algún trabajo está sin hacer, ¿por qué no he de ser yo quien lo haga?"

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