Sobreabundacia de motores

Ya casi nadie carece de auto en esta ciudad. Viejo, nuevo, desvencijado o reluciente, no importa. Y los que no tienen auto, tienen moto.
Tal cuestión no sería tan grave, si al menos estos innumerables, ruidosos, y humosos vehículos, se condujeran con prudencia por sus carriles.
Pero no solamente invaden los ajenos -constantemente superan a los otros por la derecha, acción claramente prohibida por las normas de tránsito, sino se suben a las veredas -las motos-, se lanzan de contramano, con peligro de sus propias vidas y las de sus hijitos, que muchas veces llevan -los ciclomotores y bicicletas-.
Por favor: si usted tiene un vehículo, pequeño o grande, y nos ha concedido la gracia de leer estas sencillas líneas: propóngase hoy respetar las normas elementales del tránsito. Nada más. Con ello, seguramente, hará esta ciudad un poco mejor.

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