Fragmento del libro Cartas a la Humanidad
Julio Carreras Barrio Autonomía, Santiago del Estero, viernes, 23 de octubre de 2003 Un cono húmedo El viernes estuvo lluvioso desde temprano. Como a las siete y media terminé mi desayuno; luego de lavar el plato, la taza, sacudir el mantel, guardarlo, me asomé en el ventanal que da al patio. Entre el lavadero de casa y mi habitación hay una distancia como de diez metros; calculé que podría salvarla sin mojarme demasiado y me largué, con grandes trancos por sobre el veredón de piedra. A buen reparo, en la pieza, me puse entonces a contemplar desde el umbral las hermosas tonalidades languidecientes del cielo. Sobre su fondo se movían, armoniosamente, cuatro o cinco capas de nubes, de diferente valor. El jacarandá ya muy alto que ha crecido junto a mi habitación presenta campanitas de un suave lila; a su lado, castañuelas, normalmente en parejas. Observaba la maravillosa combinación de capas y matices, el limonero de un verde brilloso, las dos enredaderas que cubren la pa